viernes, 4 de mayo de 2012

De la antracita, la maña


Parco, canoso, despacio
en el barrancón se cambia
sin que nadie le haga sombra
sin que le salpiquen "gracias".

Dispuesto como los otros,
dando la última "calada"
aún le corren mil calambres
nada más prender la lámpara.

¡Quién le va a decir a él
de la antracita la maña!
Si del Rindión hasta Rengos,
si de Tineo hasta Cangas,
no ha quedado un solo tajo
que su candil no alumbrara.

De guaje, arramplaba al cinto
un cajón, llevado a rastras
por las guías de un chamizo
al que andando iba y marchaba.
Luego libró de la "mili"
en la peor de las plantas,
doblando cualquier relevo,
sudando pecho y espalda.

Y, se hizo picador
aguantando a los que mandan
sin desdecir su razón,
encarándose a las falsas.
Ayudando al compañero
en lo que le hiciera falta
renegando de esquiroles
que a buenos puestos les mandan.

¡Quién le va a decir a él
de la antracita la maña..!

Ni el sindicato, ni el amo
se le sube hoy a las barbas.
-Al buey viejo no le enredan
cien carreras que estudiaran.
Blasfema contra la mina:
-Toda una vida "pa" nada.
Si se naciera dos veces...
-¡Los nietos, que no me vayan!

¡Quién le va a decir a él
de la antracita la maña!

El día de Santa Bárbara
deja la boina apartada,
anuda en camisa blanca
una gastada corbata.
Ese día va a misa,
y, a la procesión no falta,
camina alegre, contento,
Calle Mayor, a la Plaza,
a "tirar" de su Patrona
-"Pa" que no "haiga" más desgracias.

 

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