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Recién llegado de la braña de Aristébano, con la brisa cálida pegada a la piel enrojecida por la solana campera, sin tomar conciencia exacta aun del regalo incalculable que me han dado, y con el agradecimiento en brote de eterno reconocimiento, no se me ocurre mejor cosa que por medio de unas fotos, instantáneas, acercaros al reino de los cielos en la cumbre vaqueiriza de este enclave, en el día mas vaqueiro, de todo lo vaqueiro en mis sentidos, que desde hoy y para siempre, va a señalar un hito singular en mi acervo imprescindible.Rafa Lorenzo
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A la boda |
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