Después de una estimulante jornada primaveral en el Bosque de La Biescona o Viescona, el hayedo arraigado en la vertiente norte del Sueve a tan solo 200 metros de altitud sobre el Cantábrico y cuyo estado de salud debería preocupar a la administración del Principado, bajé a Colunga para asistir al concierto en el que Rafa Lorenzo presentaba su último disco.
Titulado “A hierro y fuego”, es un homenaje a Alfonso Camín. Su cabecera es similar a la del libro del escritor y poeta, publicado en México durante su exilio (“España, a hierro y fuego”).
En él se cuenta la procelosa andadura del autor por una España en guerra, entre Palencia y Lisboa. Me dice Rafa que una editorial de Grado publicará próximamente este libro, inédito en España, con el valioso aporte de su disco, lo que sin duda redundará en difundir un trabajo musical excelente, merecedor sin duda de conocimiento y reconocimiento públicos.
Ya había escuchado antes las once canciones que conforman este nuevo disco, con el gusto de comprobar que Rafa y sus músicos, con una magnífica Nati González como segunda voz y coro, mantienen la profesionalidad y excelencia que caracteriza su meritísima trayectoria. A destacar, sobre todo, la anterior grabación que el cantautor tinetense dedicó a García Lorca, “Primos hermanos”, donde además de musicar con amena inspiración las seis canciones gallegas del poeta granadino (sobresaliente “Danza da lúa”), Rafa Lorenzo canta también otros poemas suyos y una conmovedora “Duce añada”, del cancionero popular de Torner.
Que Rafa admira a Camín es algo que sabemos quienes le conocemos y hemos tenido oportunidad de escuchar, además de éste, otro disco que con el título “A Camín” publicó el cantautor hace cinco o seis años. Ese respeto y admiración por quien merece en su opinión el título de Poeta de Asturias, hace que el cantautor sume a la interpretación de las canciones en el disco (con textos del poeta y del propio Rafa) una recitación de algunos poemas del malhumorado don Alfonso en las excelentes voces de Carlos Rodríguez y María García Esperón.
Era difícil ajustar sonido y espacio entre músicos y recitadores en el pequeño escenario de la casa de cultura de Colunga, pero el resultado global del concierto fue de una profesionalidad y calidad laudables, dignas de una mayor y más profusa difusión, pues creo sin exagerar -y el currículum de Rafa lo avala- que estamos ante uno de los mejores cantautores asturianos de las últimas décadas.
Rafa Lorenzo, quien empezó a cantar y a estudiar música de adolescente e inició su carrera en 1975 al tiempo de lo que se dio en llamar Nuevu Canciu Astur, tiene una voz cálida, capaz de una dulzura y hondura en la tonalidad muy sugestivas para su atino melódico. Sobresaliente y conmovedora en ese sentido me parece la canción “Al son del carro”, en donde el cantautor desborda los sentimientos del oyente en una tonada que destaca por transmitir una entrañada evocación del paisaje natal del poeta. No menos fuerza tiene el poema del propio Rafa al glosar el tránsito de crudezas que describió Camín en el libro citado y que junto a “Indiano viejo”, “Espinelas de tequila”, “Puerta Marina” y unas vaqueiradas con letras del poeta y el cantautor, me parecieron las mejores canciones de un más que notable concierto.
Por todo ello es de desear que Rafa Lorenzo y sus músicos y recitadores encuentren acogida no solo en los centro de cultura de los municipios asturianos, sino en colegios, institutos y demás centro de enseñanza y ocio. La suya y la de su grupo constituyen una lección viva de cultura y memoria de un autor que un día escribió estos versos, grabados desde hace muchos años en el parque de San Francisco de Oviedo: “Si soy el roble con el viento en guerra,/¿cómo viví con la raíz ausente?, /¿cómo se puede florecer sin tierra? “.
Se trata de unos versos con una lamentable y renacida vigencia. El último censo de expatriados de la región registra 31.222 personas nacidas en Asturias.